Es la manifestación del amor de Dios ante las necesidades del que sufre y se manifiesta en la amabilidad, escucha, generosidad, solidaridad, comprensión, perdón y reconciliación (Cfr. Mateo 5,25-31-46).
Es la capacidad de tomar decisiones fundadas en la verdad con apertura a la gracia, acogiendo las inspiraciones del Espíritu Santo (Cfr. Juan 8,31-36; Rm 6,18-23).
Es el diálogo de Dios con el hombre y la apertura para recibir los dones de fe, esperanza y amor (Cfr. RTOR, 5; 2R V, 1-2).
Es la experiencia cercana, cordial, cariñosa, delicada y alegre de unidad con el hermano, fundamentada en el amor a Cristo (Cfr. CC 2008, 77).
Compromiso de promover el cuidado y defensa de la vida y la naturaleza al estilo de San Francisco (Cfr. Sal 8; CIC 337-344).
A ejemplo de Jesús que, siendo rico, se hizo pobre para que fuéramos colmados de su riqueza (Cfr. 1R 8,9).
Consiste en establecer relaciones armónicas con Dios, con las personas y los demás seres, de manera respetuosa (Cfr. Lucas 10,5; 2R, 3-13).
Se basa en el amor misericordioso que atiende a toda persona en su entorno y realidad concreta (Cfr. Mateo 28, 18-20; 1C, 41).
Porque somos creados a imagen y semejanza de Dios, atendemos a todos en igualdad de condiciones.
Aseguramos el aprendizaje de todos los estudiantes adaptando medios y procesos pedagógicos.
Armonizamos el Evangelio con las disciplinas académicas y la realidad social (DREEC, 51).
Formamos en el corazón de los alumnos el Evangelio y la vida de oración (HDC 414).
Vivimos con entrega la vocación educadora como un ministerio apostólico.
Integramos la comunidad educativa en un clima de fraternidad, alegría, respeto, amor y fe, para establecer auténticas relaciones humanas y participación activa en el proceso educativo (EEGG 98).
Procuramos crear en los centros educativos una cultura ecológica mediante la ciencia, el arte, la ética y la tecnología, que favorezcan el amor, respeto, cuidado, conservación de la naturaleza, reconociéndola como obra de Dios y casa del ser humano (Cfr. Gn 2,1ss; Sal 8).
Formamos a nuestros educandos para que sean excelentes ciudadanos y forjadores de familias cristianas. A este fin dedicamos todas nuestras energías (BSDiHPs pág. 140).
Integramos la comunidad educativa en un clima de fraternidad, alegría, respeto y amor.